viernes, 30 de octubre de 2015

Hoy comienza tu vida

Nos despertamos cada día con la convicción de que todo saldrá bien. Salimos de la cama con cara de mala uva porque llueve desde anoche y sabes que nunca te llegarán esas "botas de agua" a las que yo, amablemente, llamo "Katiuscas". Ni siquiera sé si está bien escrito el nombre solo sé que nunca llegan. Mi cumpleaños es el 30 de julio y claro,
-Victoria, cómo te voy a regalar unas katiuscas en verano
Grandes aplausos resuenan en mi cabeza cada vez que llueve sin parar y tengo que hacer malabarismos para ver qué zapatillas/pantalones ponerme y no acabar empapada cual pez en el río. 
Nos se molesten mis pies acaban tan empapados como el resfriado que pillo al día siguiente cuando sale el sol y todo es estupendo. 

¡¡No entiendo a la gente que odia la lluvia!! Y, por tanto, puede que no me entienda a mí misma. No es que la odie en sí, es que me repelen los pies arrugados como garbanzos sin poder quitarme los calcetines.

Nos despertamos cada día con la convicción de que todo saldrá bien. Pero no es así. La realidad no es que todo va a salir bien, solo es un cúmulo de circunstancias y buenas acciones las que producen que todo "salga bien". Pensad por un momento, ¿qué ocurre con aquellas personas que solo hacen el bien? ¿Tienen días buenos y bonitos?. La vida no es tan maravillosa como nos contaron. El día a día está lleno de sufrimiento y terror.  Estamos expuestos al destino en cada instante sin darnos cuenta del peligro que podría ocurrirnos. Sentimos, o no, esa sensación de adrenalina que se produce cuando vas a la compra o haces algún deporte de aventura. Un buen día soleado te levantas con una sonrisa en la cara y yendo a tender la ropa subiendo las escaleras o cruzando esa puerta metálica que te traslada a un patio exterior ves tu vida pasar en microsegundos. Te resbalas y todo llega a su FIN.

En algún momento todo tiene un FIN, pero antes de que ocurra esa tragedia que nos condene a no ver más la luz del sol debe de haber un COMIENZO. Los comienzos no son nada fáciles. Borras y vuelves a borrar, escribes y tratas de concienciarte de que lo que haces está al límite de la norma.
Palabreando: Norma= Dice ser de aquellas reglas que todo hijo de vecino debe de seguir para que otros lo vean como un ser honrado.
Y yo dándole vueltas a mi pequeña cabeza dije un día: "Quiero estar fuera de la Norma. No quiero formar parte de esa norma que no permite disfutar de cada segundo, de cada recuerdo, de cada momento".

Os cuento todo esto porque he estado reflexionando desde verano con este tema. Con el Fin. Nunca tendría que haber estado allí aquel 27 de julio. Pero fui y me caí. Y me caí tan fuerte que T me tuvo que levantar con todas sus fuerzas un día de verano. Me caí y pedí ayuda. Porque me da pánico no reír, no saludar, no sentir, no escribir, no hacer fotografías, no besar, no acariciar.... Cuidando a mi tía de 86 años esta semana me he dado cuenta de que la vida no hay que vivirla dentro de la Norma. Hay que saltarse las reglas y jugar bien fuerte para sentir el aire en nuestra cara. Demos la espalda al pánico y miremos a la luz del sol que nos calienta.

Con T me siento segura, arropada. Con él todo gira como un carrusel dando vueltas sin parar. Un día le agarré de la mano y supe que ya nunca más iba a poder soltarle. Porque hay fechas en las que caí, pero también hay fechas en las que me levanté con más fuerza que nunca.
¿Sabes qué es lo más bonito del comienzo? Comenzar con alguien al que realmente amas de verdad. Con esa persona a la que miras a los ojos y no te importa el lugar ni el instante. Simplemente los dos. Ese fue mi  verdadero comienzo de la vida.

Nos despertamos cada día con la convicción de que todo saldrá bien. Derriba ese muro que no te permite ver las estrellas, salta cada valla que encierre tu corazón, grita, baila, cágala, llora sin consuelo y vuelve a levantarte. Ponte de pie y di: Hoy COMIENZA mi vida.

Victoria.


jueves, 22 de octubre de 2015

Poble.

Todos los días abro la persiana con la intención de ver algo distinto al otro lado de la ventana, pero nunca cambian las vistas. Un patio de luces que justo acaba en mi habitación, lo cual me da prioridad para disfrutarlo, para qué vamos a negar las evidencias, encierra las posibilidades de poder ver otra cosa que no sea esa pared gris blanca. 
Un polígono industrial medio derruido y un muro de esas cuatro naves que se encuentran sin utilizar son lo primero que veo cuando salgo a la calle con mis pelufos mañaneros. Tan solo los que viven a partir del cuarto piso pueden disfrutar de la montaña. 

Vivir en la ciudad puede ser interesante. Te cambia la vida en todos los sentidos. No es que sea ni mejor ni peor que vivir en un pueblo del interior aunque en definitiva existen pros y contras. 
Por ejemplo, el único transporte como no se te ocurra sacarte el carnet del coche es un bus que te lleva por los pueblos, en plan tour para los ingleses, hasta llegar a una estación de tren. El viaje puede hacerse eterno, he visto a gente dormir, estudiar, hacer trabajos...,ya que tarda como dos horas en llevarte hasta la civilización.  

Nada más chafar tierra firme gritas: ¡Aleluya!. Y, alguna persona estúpida que se encuentra a tu alrededor dice en voz baja: "paleta de pueblo". 
Seremos de pueblo pero no paletos. Vale que hay algún que otro cazurro pero también en la ciudad hay pijos sin remedio. 
Ignorantes y reprimidos a parte, ¿sabéis cuál es mi semana favorita para deleitarme en la ciudad? Exactamente, la semana de fallas. Porque cuando se abren las puertas del tren de repente se mezclan una explosión de sabores, la imaginación empieza a crear ideas y el hambre gruñe sin parar. Sale la gente cual maratón de New York y te llega esa olor a churros y porras mañaneras, esa olor a "fritanga", esa olor a fiesta. Me encanta ir por las calles principales por debajo de la cera como si las personas tuviéramos el poder y mandáramos en ese momento. 

Ya es tradición que suba a facebook la típica foto de la típica parada de churros que se pone delante de la estación solo para recordarme que solo con la olor ya estoy ganando unos kilitos de más. 
Me encanta caminar por la ciudad y hacerme pasar por visitante, en realidad siempre estoy de paso, pero como tienta vivir en un espacio libre, sin ataduras. La ciudad no te dice quién tienes que ser...corregidme si me equivoco. No hay tejados y las pocas casas que hay por los barrios me llenan los ojos de alegría. Siento que vivir en un pueblo te convierte en <<eso>> que no querías ser pero que por el bien común tienes que serlo. 

Me preguntaban mis compañeros de facultad si en mi pueblo había wifi o si aún íbamos en burro. Cuando contaba que tardaba dos horas en llegar y que tenía que levantarme a las cinco de la mañana para poder estar a las ocho en clase sus ojos se trababan y hacían muecas extrañas que jamás comprendí. 
Luego estaba esa otra gente que también era de pueblo. Nos sentíamos identificados al pensar que hablábamos el mismo idioma, el valenciano. 
Raramente las personas de ciudad hablan el idioma coficial y se extrañan cuando escuchan decir: "Mante qui t'antenga que t'aguante".
Y al final, pero no en minoría, estaban aquellos que te decían: "Mi abuela que era de un pueblo del cual mi madre heredó una casa...pues soy de pueblo". Y resulta que no había visto una cabra en su vida. 
Aunque sin generalizar, porque aquí mi Carol es de Valencia y viene a Moixent todo lo que puede y más, se adapta como un guante y dice que le encantaría vivir aquí, pero yo opino que no aguantaría ni un año. 

Pasas del metro, del caminar rápido, de las tiendas, del cerveceo, de la cultura en general....ea, pasas de ser metropolitana al despertarte por la mañana y pensar: ¿para qué quiero correr hoy si la panadería está a diez pasos y la carnicería a veinte de mi casa? 

Y así reflexionando brevemente ayer con mi vecina estas cuestiones de la vida pienso que la ciudad te da muchas oportunidades pero al fin y al cabo, si te ha tocado vivir en un pueblo, intenta ser lo más feliz posible. Autorealizarte por las mañanas e inventarte planes sin sentidos. Baila en la cocina y si no ves la montaña anda en su búsqueda. Siente ese aire puro que no contamina y ponte esos tacones rojos olvidados para ir al por el pan. 

En definitiva: ¿Qué sería de esa gente que cuando viaja a pueblos del interior se vuelve loca haciendo fotos para su perfil de IG? 


Victoria.

 









martes, 20 de octubre de 2015

Esos martes bajitos

Como cualquier hit del verano, los martes están más que infravalorados. Puede ser que lleguen a estar incluso olvidados. Tanto como ese corazón que se encuentra en la puerta de los servicios de cualquier bar de carretera.
Palabreando: Hit = Pelotazo del verano que bailas hasta que te salgan rozaduras en los pies y que, sin comerlo ni beberlo, con la llegada del invierno se fulmina de tus recuerdos. 
Parecía que nunca podrías dejar de tararear el nuevo tema del verano, todo giraba en torno a ella. Su letra te recordaba cada instante de tu incesante vida por muy aburrida que fuese. Y como cualquier martes se fue. 

Odiamos los lunes por ser el primer día de la semana. Arrancar cuesta si has pasado un fin de semana de lo más espectacular: echado en la cama hasta las diez de la mañana. 
Amamos a los miércoles porque tienen un gran rótulo que nos indica que a tan solo veinticuatro horas llega el deseado Juernes
Curiosamente, los jueves y los viernes son los más queridos por la sociedad moderna, aquellos que forman parte de alguna tribu urbana, véase los modernos de pueblo, los hipster, la gente privilegiada que tiene que seguir yendo a trabajar...Digo privilegiados porque hoy en día quien tiene un trabajo tiene un tesoro. Han adquirido una buena y grata costumbre, irse de copas o de cerveceo. 
¡Qué bonitos son los días de la semana!...ains. Pero, ¿el martes? ¿qué ocurre con el martes? 

Desde tiempos inmemorables el martes siempre ha sido temido. Veamos pues:

-Mama, ¡nos casamos!
-Estupendo cariño, pero el martes....ni te cases ni te embarques.
-Mamaaaaaaaaaa
-Avisada quedas

Todas hemos sido hijas pero parece ser que al convertiros en madres os dan un kit con algún que otro complemento que se adquiere nada más enterarte de que estás embarazada. No me explico cómo se puede pasar de tono pasota: "que paso mama" a "ves, te lo dije". 
En Pedagogía teníamos asignaturas que abordaban los temas familiares pero creo que el super kit solo lo obtienes en ese momento especial en el que gritas: CARIÑO, VAMOS A SER PADRES. Y él, con esa cara de digamelón otra vez, se cae lentamente al sofá. 

Así es, en mi caso los martes los utilizo para ir al médico. 
PD: Querido diario, aún no te he contado cómo fue ayer lunes. Lo puedo describir rápidamente: Una mierda. De buena mañana ya iba de cabeza con un tema peliagudo. Un familiar mio volvió del hospital y no mejora. Me cuesta pensar que hace tan solo dos semanas iba como una filigrana. Dos semanas han bastado para sacudirla, no parece ni es la misma. 
A veces siento que no he pasado el suficientemente tiempo con ella. La edad o el no conocerla abrió una brecha que no me permitió participar de su vida diaria. Seguramente no sea un adiós para ella, pero si un adiós para sus recuerdos que la hacen ser distinta.

¿Qué me deparará el martes? Pronto lo sabremos. De momento me levanto y me dirijo a la cocina para prepararme el desayuno. Puede que hoy me haga tila en vez de cola-cao. Paciencia.

Y vosotros ¿qué pensáis del martes? ¿qué planes tenéis para hoy? 

Besus. Victoria.

domingo, 18 de octubre de 2015

#midomingoes

Aunque vivamos dentro de la misma casa, cada persona vive el domingo de una forma bien distinta. Cada cual lo interpreta a su manera, a su libre albedrio. 

Abres un ojo de buena mañana y te das cuenta de que no puedes abrir el otro por culpa de la maldita lagaña. Esa que solo aparece los días de resaca. La que te hace pensar que anoche fue una gran noche. Mierda, no te acuerdas con quién hablaste mientras te tomabas el chupito. No pasa nada, whatsapp al grupo de "Lashippiesbarrieras" y todo solucionado. Uffffff....

Mientras, en la misma casa otra persona abre los dos ojos, estira los brazos como si se fuera a comer el mundo y rápidamente salta de la cama. Duda sobre si ir de paseo a la montaña o hacerse el super molón e ir a lugares bonitos para hacer alguna foto y, más tarde, subirla al IG. 
-Palabreando: IG = Instagram. APP que te hace ser mejor escritor, mejor poeta, mejor fotógrafo, mejor todo.

Y luego está tu perro que es el más listo. 

Hay mil y una manera de vivir el domingo, pero la ficción es bien distinta a la realidad. Esos planes que cada último día de semana pensamos pero que nunca llegan: "Que bueno estaría si un domingo.... podríamos ir de picknic, de ruta por los pueblos de alrededor, ir de senderismo, pescar, hablar con la persona que tenemos al lado..."
Peeeeerooooo porque siempre hay un pero que te hace bajar y poner los pies en tierra sigue soñando. Sabes que eso que en tu cabeza queda tan bien tardará en llegar. Visualiza lo que tienes a tu alrededor. Tú y tu televisor, viendo esa película que no querías de A3, porque sabes que comerte una lata de atún a palo seco es mejor plan que ver esa petardada que hacen llamar película. 

#MiDomingo es bastante peculiar. Suelen ser con frecuencia monótonos. Lo mejor son los desayunos que nos pegamos. 
 
Me encantan porque tengo unos minutos para estar a solas con él. Nunca solemos hablar. No importa, solo con la compañía me basta. Cuesta sacar un tema de conversación cuando todo es tan pacífico.
Llega la tarde y cae el aburrimiento sobre nosotros. Como no tenemos trabajo no podemos ir al cine, ni de compras, ni de copas...así que nos montamos un plan magnifico: Dar como seis vueltas al pueblo. 

Hoy  me parece que vamos al Bosquet, que ese lugar lleno de avispas y abejas últimamente, en el que intentamos pero nunca conseguimos pescar. Frustrante a no ser que encuentres un hormiguero y empieces a alimentarlo como si no hubiera un mañana. 
Sus vistas al caer la tarde son románticas y especiales. No sera el mejor lugar del planeta pero es ese pequeño y recóndito lugar al que sueles ir y hacer tuyo. 

Puede ser que al llegar a casa nos sentemos en el sofá para ver el Jefe Infiltrado y acabemos cenando la típica pizza de jamón york y queso de CasaTarradella. 
No importa, la vida es maravillosa si la compartimos con la gente que realmente queremos. Vivir con los que amamos es esencial para sonrerir y disfrutar de los pequeños planes. Porque hasta comer helado en la cera con esa persona que te hace bailar el alma es supercalifragilisticoespialidoso.

Y así es #Midomingo. ¿Cuál es el vuestro?








viernes, 16 de octubre de 2015

Bon vent i Barca nova

No tengo idea de cuantas veces he borrado y vuelto a escribir la misma frase. Cambio las palabras pero el significado siempre es el mismo: Renovarse. Porque morir no es que me venga de gusto últimamente.
Me planteo cuáles serán vuestras caras al leer esta última frase irónica. Si estáis con la boca abierta, he dado en la diana. Si pensáis que lo que he escrito es algo fuera de lo que la gente llama "normal", este es vuestro sitio. 
Últimamente, sin generalizar, las personas tienen mucho miedo a decir y/o expresar lo que sienten. No se atreven a hablar de aquello que realmente les corroe, aquello que podría ser pero que nunca será por miedo al rechazo o al fracaso. Y es justo con eso con lo que pretendo acabar, con esa Idea que se ha ido estableciendo a lo largo de los años."Temor a la libertad de opinión y pensamiento".  

¿Qué hay de malo en contar nuestros trapos sucios?. Cuál es el precio que pagamos por decir: "Me gusta tirarme pedos en la cama", por ejemplo. Si lo dices siempre habrá alguien que te mire mal, que te desprecie o te haga el vacio. Pero en el fondo esa persona sabe que a ella/él también le gusta tirárselos.

De esta forma os doy la bienvenida a mi diario personal.
Estoy desde hace escasamente cuatro semanas graduada en una de las carreras más maravillosa y a la vez atropellada por la sociedad. Lamentablemente, me suelen confundir con la chica que arregla los pies, muchos no saben pronunciarla, otros...otros mejor no os cuento lo que me dicen, no vale la pena. Soy Pedagoga.

Decidí estudiar Pedagogía por vocación tras rechazar carreras como Psicología o Filosofía. Vocación que no me ha llevado a muy buen puerto según el gobierno central actual que ha dejado esta profesión apartada de la sociedad. Por todo esto y bastante más, me es dificultoso encontrar un lugar de trabajo.
Así que, tras cinco años formándome y aprendiendo como una jabata, llegan esos días en los que podría considerar que soy "feliz". Palabra altamente sobrevalorada. Pero algo me corroe en mi subconsciente. Como una especie de spider que me sube y me baja y no deja de dar vueltas sobre mí misma...se llama Depre. Más adelante os la presentaré.

Si la vida fuera tan maravillosa como escribir nuestros sentimientos ni las guerras podrían contra nuestras palabras. Pero como el universo está destinado a ser cruel, cada cual tiene que buscar su rincón, en aquel lugar, en el que sienta ese "momento slow". 
Como Pedagoga Deprimida os quiero hacer participes de mi vida cotidiana. Estáis más que invitados a mi diario personal. Así que es el momento de empezar con un: Bon vent i bona barca.

Si por cada vez que alguien diga: "la familia no se escoge pero los amigos sí" me dieran un céntimo, en este momento estaría volando a Islandia rodeada de millones de céntimos. Las personas como los consejos vienen y van. Y son las etapas las que encadenan una buena o mala racha. El día en que me gradué cerré la primera etapa de mi vida. Así que considero que actualmente construyo con ladrillos mi segunda etapa, para que ni nadie ni nada me robe el tiempo que perdí en la primera. 

El pasado pisado. ¿Os suena la canción? Pues así tenemos que comenzar, reciclando lo bonito que nos dejó esa primera etapa y limpiando las manchas que ya no queremos ver más. Cada día al levantarnos tenemos que decir: "Hoy voy a ser yo, no la que quieran los demás". 
Para nada es en plan egocéntrico, pero muchas veces, nos partimos tanto el alma por otras personas que dejamos de vernos a nosotras mismas. Esto también va para el género masculino. Somos tan sumisos que no nos damos cuenta de que hemos perdido un tiempo vital que raramente recuperaremos. 

Os voy a contar una anécdota que me pasó  hace dos días. Me enteré de que mi hermana siente vergüenza de mí. De mi forma de ser. De mis looks. De mi LIBERTAD. Dice que soy la oveja negra de la familia porque salgo a la calle con gafas de sol y pelo rizado. 
Pues podría estar triste, pero lejos de eso, fue UN GRAN DÍA. Porque dijo lo que pensaba, aunque lo que no me gustó fue su dedo acusador. Ese dedo que solo puede usar la otra persona si está muy limpia. Y ella, francamente, no lo está. 

Así, con las cartas sobre la mesa doy rienda a la escritura diaria hacia un diario personal que espero que os sirva de motivación, consejos, anécdotas, distracción y por supuesto interacción. Estoy abierta a cualquiera sugerencia.

VICTORIA.